lunes, 8 de agosto de 2011

Lugo te veo

La cuestión es la siguiente: ¿Cómo demonios averiguo el nombre de las plantas que voy dejando atrás en el camino del Norte? Porque claro, se supone que debería poder distinguir las especies a golpe de vista por la pinta... sólo se supone. De hecho no puedo. Mucho antes, por Castilla la Mancha y Madrid, había unos arbustos ennormes, de hecho árboles más bien, con las hojas compuestas que parecían lentiscos, osea, una ramnácea, y llevo todo el camino preguntándome qué será.

Y claro, si ya se poco sobre la flora ibérica del este y central, en cuanto lleguemos a ese macizo que hay enfrente, el Galaico, ya puedo desperirme de la cordura y el orden de las cosas. No seré capaz de reconocer ninguna especie. Esas Ericas que me vuelven loco cuando quiero determinarlas... ¡Uf!

De todas maneras, no todo es botánica. Astorga acaba de desaparecer tras las primeras colinas que indican las puertas del Norte. Supongo que ya queda menos. Sólo meapete volver a ver helechos tapizando por doquier los interminables cultivos de chopos y eucaliptos y lo que no son cultivos; esas rocas de montaña plateadas que brillan con la luz del Sol a más de 100 km/h sobre el negro asfalto.

¡Allá vamos!

2 comentarios:

  1. "Que parecían lentiscos, osea, una ramnácea"
    Veo dos fallos en esta frase, ¿me ayudas?

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  2. "tapizando por doquier los interminables cultivos de chopos y eucaliptos"
    Me gusta esta frase.

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